Montoya

Montoya se crió en Colombia pero ahora reside en Italia. Entró al mundo de la música como violinista clásico. Destaca su gratitud por esta educación como adolescente, no solo porque le expuso a nuevos mundos de música, sino también porque le permitió viajar a diferentes lugares y conocer otras culturas desde una temprana edad. Tocó en teatros de renombre como el Gran Teatro de La Habana en Cuba y el Musikverein en Viena. Esta educación clásica naturalmente influyó en la actitud inclusiva, metódica y exigente que muestra a la hora de componer y producir.

Se unió con Fabrica, un “centro de subversión cultural” en Treviso, Italia, que le dio un marco creativo donde pudo experimentar con la plástica, la fotografía, el cine y el diseño, sin duda con una apreciación de las calidades cinematográficas de su música.

La musicalidad internacional del proyecto de Montoya tiene sus raíces en el crisol musical de su Colombia nativa, una gran variedad que incluye la música folclórica e indígena de las tribus amazónicas y andinas; la síntesis cosmopolita del reggaeton moderno y la salsa tradicional de Bogotá y Medellín; y los estilos afrocaribeños de cumbia y champeta. Su discografía, al fusionar la precisión polifacética de su educación clásica, su curiosidad nata por la música latina y la denominada “world music”, y su afecto por la electrónica melódica, es a la vez ambiciosa y familiar de una manera que reconforta, buscando tanto armonías pegadizas como una fusión conceptual del folclore latino y la electrónica moderna.

El mismo Montoya dice que su actitud hacia la composición tiene una deuda con su amor por la cocina. “Me encanta como ciertos chefs hacen combinaciones que te hacen pensar ‘¿estás loco?’ Me gusta imaginar que soy chef, eligiendo sus ingredientes– en mi caso, las voces indígenas, el techno, e IDM – y tratando de combinarlos, creando un proceso que me permite llegar al resultado final, representado por lo que sale de esto.”

Hasta ahora, con el nombre de Montoya, produjo el álbum conmovedor de 2015, Iwa, y Ep Lux de 2016, donde uno detecta que va refinando sus habilidades de cocina con lo indígena y lo electrónico. También remixeó “Cumbia del Olvido”, ese lento agradable del ecuatoriano talentoso Nicola Cruz, agregando otro nivel de melodía con cuerdas relajantes. Tocó en el Sonar Bogotá, en el Musicbox Lisboa y en varios espacios europeos, pero es su ultimo álbum Otun lo que lo ha hecho más conocido en el viejo continente. El mismo contiene su mejor trabajo hasta la fecha; un plato gourmet picante y sabroso, con el productor británico y expat Richard Blair como asistente de cocina, agregando su propio toque de refinación.