Jorge Emilio Pardo Vásquez, AKA El Leon Pardo, nace el 20 de diciembre de 1988 en Tunja, de padre boyacense y madre sanjacintera, y, con menos de un año de vida, su madre regresa a la Costa Caribe colombiana y se radica con él en Cartagena de Indias, la ciudad con la primera influencia sobre su personalidad y su sonido. Comienza su camino en la música a los 8 años de edad, gracias al regalo de unas gaitas (kuisi) que suelen venderse todavía en los puestos de artesanías de las Bóvedas, lugar turístico de Cartagena.
Un tiempo después, su madre lo anima a usar el saxofón heredado de su abuelo materno y le paga las primeras clases en este instrumento. Jorge Emilio crece con el recuerdo del talento de su abuelo saxofonista, quien en vida logró tocar al lado de Lucho Bermúdez, Pedro Laza y Sus Pelayeros, época dorada de las músicas colombianas. El respeto por la fama de su abuelo en el saxofón y el gusto musical familiar alimentan el oído y las primeras estéticas de Jorge Emilio. Con la leyenda de su abuelo y su influencia musical, continúa las clases de saxofón hasta que un evento, todavía particular para la familia, corta su educación en casa luego de que su profesor pidiera prestado el saxofón heredado y jamás volviera. Todavía hoy, más de 20 años después, no se supo del paradero del profesor y de las razones de su huida con el instrumento.
Con los años, El León -todavía un niño- toca trompeta sin pistones para la banda de guerra del colegio militar Abolsure, pero es con su llegada al proyecto musical de la C.E.C. (Ciudad Escolar Comfenalco) donde se da su iniciación musical en la trompeta, de la mano del maestro Álvaro Hernandez. Por azares de la vida, o por fortuna, Jorge Emilio no alcanza a ingresar a los cupos para saxofón en el proyecto, y llega a la trompeta en medio de la búsqueda de otras opciones en los metales. Al lograr afinar de forma espontánea el tono de Pensando en Ti, el maestro director decide que Jorge Emilio continuará en la trompeta. Sin estar convencido del metal, Jorge Emilio acepta iniciar sus estudios musicales.
Por esos mismos tiempos, todavía entre la niñez y la adolescencia, Jorge Emilio afianza la relación con la gaita hembra gracias a Juan Carlos Medranoa, otra fuente de inspiración y de quien aprendería a vincularse con los sonidos de los Montes de María, punto geográfico especial para las músicas del continente americano y para la historia sensible de Colombia. La profunda mística de la melodía en la gaita hembra, su sonido mágico que evoca realidades y emociones en contraste, y el carácter campesino y libre de estas músicas conectaron desde entonces y para siempre con el espíritu de Jorge Emilio.
Como un llamado que todavía escucha, El León Pardo comienza el estudio cuidadoso de este instrumento y de los versos que acompañan sus melodías. Pronto, el joven descubre el genuino llamado de la gaita y el semblante indicado en su voz para recitar los versos, y así, ejecutar la música de sus ancestros femeninos. Alterna su iniciación musical entre la gaita y la trompeta, dos vientos que forjan la decisión vital de seguir su carrera como artista. Ya entrada la adolescencia y la fuerte formación en ritmos del Caribe dentro del proyecto musical del colegio, EL León Pardo se inclina definitivamente por la música luego de años en las escenas artísticas locales de Cartagena de Indias y su alrededores, y decide continuar su formación profesional en Estudios sinfónicos, en la ciudad de Bucaramanga, lejos del mar.
Es esta la ciudad que marca la ruptura musical de Jorge: Bucaramanga, "la ciudad bonita". Al amparo del cañón de Chicamocha y del ingreso a la banda de Rasqa Velandia y La Tigra, junto a Edson Velandia, identificado con lo que la banda lograba a nivel musical y creativo, Jorge Emilio decide abandonar sus estudios sinfónicos para hacer parte de la banda y explorarse. Luego de viajes dentro y fuera de Colombia como tecladista, corista y trompetista de la mano de Edson, Henry Rincón y Daniel Bayona, Jorge Emilio decide tomarse un descanso de la banda bumanguesa en búsqueda de sus propias frases y sonidos en la música. Así logra dar vida a Cumbia Ácida, su primer álbum hecho con el esfuerzo entre amistades y familia.
Pardo ya era El León, y durante años gestó frente al mar de la Boquilla, un pueblo pescador a la salida de Cartagena de Indias, Cumbia Ácida -ese primer álbum casero- y las composiciones que lo pondrían después, a nivel nacional e internacional, como el creador y representante de un sonido totalmente sui generis que dialoga con el presente, el pasado y el futuro de los vientos en el Trópico.
En el 2018, El León Pardo regresa a Velandia y La Tigra y mantiene, desde entonces, una estrecha relación con los procesos creativos de la banda, con sus integrantes y su líder, Edson Velandia. Hoy en día, el León Pardo, bautizado en esos años de búsquedas lejos del mar y cerca a los Andes, está radicado en Bogotá, capital de Colombia, y dedica su vida a la composición, a la confección tradicional de las gaitas, a cantar y tocar sus vientos en escenarios alrededor del mundo con su proyecto y con agrupaciones como Ondatrópica, Curupira, Frente Cumbiero y Mestizo Collective. Para el 2025 prepara junto a su equipo el lanzamiento de su segundo disco Viaje Sideral, bajo el sello AYA Records; un nuevo hallazgo sonoro que dialoga con la naturaleza sincrética y futurista, rasgo característico en la música de El León Pardo.
Y es hermoso ver que este viaje apenas comienza.