La historia de este dúo se remonta al 2019 cuando Guillermo Lares (Mito) y Shana (Comadre) se encuentran en Bogotá, a miles de kilómetros de su natal Venezuela. Guillermo es hijo de Oswaldo Lares, musicólogo y fundador de Fundalares, una organización que busca la preservación del patrimonio musical del país, mientras que su hijo, ha sido el responsable del ArchivOlares, una organización creada con el fin de difundir y mantener viva la riqueza y sabiduría de un archivo de música tradicional de Venezuela, que registró su padre durante sus viajes por el país entre 1960 y 1980, de allí que en la casa Lares todo estuviera vinculado a la herencia musical del país y terminara despertando la curiosidad en Guillermo por varios instrumentos, principalmente la percusión afro venezolana.
Por su parte, Shana es una artista multidisciplinar: actriz, modelo, cantante y performer oriunda de Macuto, al norte de Venezuela. En 2017 migró a Bogotá debido a la crisis que ha atravesado su país en los últimos años y desde la capital colombiana ha mantenido su cercanía a la creación artística no solo desde la música sino desde la danza y diversas iniciativas de carácter humanitario, lo cual resuena con su espíritu empático con las luchas sociales. En este dúo, Shana encarna a Comadre, una mujer alegre, colorida, y contemporánea, que toma fuerza de sus raíces para conectarse con la tradición, con ese sentimiento de cercanía y familiaridad que se vive en las costas y en los pueblos. Y es justamente desde allí que su voz es un bálsamo que recuerda al hogar y que habita entre la nostalgia de estar lejos de casa y la euforia de llevar su raíz a cuestas para que sea reconocida en todo el mundo.
Tanto Guillermo como Shana han vivido la migración en diferentes dimensiones y es por esto que su proyecto en conjunto relata de forma explícita este fenómeno en canciones como “Guajiriando” y “Noche de vela” y de manera implícita en el carácter de una música que se moviliza entre regiones, saberes ancestrales, culturas y cosmogonías que hacen parte de la tradición de los pueblos raizales y la manera en que la música ha sido su herramienta para documentar sus realidades.
De esta manera, Mito y Comadre establecen una comunicación directa y constante con el territorio, con el desplazamiento y la experiencia de nutrirse a partir de aquellos lugares que han marcado una huella en el proyecto y que además hermana lugares distantes, ritmos variopintos y personajes únicos que han venido encontrando en el camino y en los cuáles se han inspirado para traducir sus historias en canciones como “Quichimbachaza” y “Va a ver”.
Guajirando se encuentra disponible en vinilo y en todas las plataformas digitales