Chancha Via Circuito
Resulta que el árbol del vecino creció tanto en este último tiempo que una mañana desperté y tenía una gran rama metida en la cocina comedor de mi casa. Se ve que entró durante la noche, por la ventana que está debajo del extractor de aire.
Ni bien la ví me quedé parpadeando sin entender, y antes de que dijera nada ella se meció, y en un lenguaje sin palabras me recitó una poesía de sus hojas, de las mas amarillas. Fue tan dulce que me conquistó al instante, entonces la invité a desayunar conmigo y aceptó hamacandose en un sí. Inclinándose hacia el té de canela y clavo dijo: “ Solo espera a que se enfríe un poco y echalo de a sorbos sobre la tierra que esconde mis pies.” Y así lo hice. Nos miramos durante un largo rato, y luego de un gesto de corteza comenzamos a hablar.
Fue una charla en silencio, donde hablamos de la importancia de los días de lluvia, que aunque a nosotros los humanos no siempre nos moja, también nos riega. Coincidimos en que los rayos del sol en la mañana son los mejores, y de lo especial que es la luz en otoño. Le conté de qué manera nos afectan las estaciones, y se sorprendió al saber que también nosotros estamos bajo la influencia de la luna y sus ciclos. Yo me sorprendí de que estuviese al tanto de la vida de todos los demás árboles y plantas del barrio, y de lo bien que guardan sus secretos. También cuando me habló de la rapidez con la que aceptan el dolor de sus pérdidas, no lo podía creer. Así pasamos la tarde filosofando como buenos amigos, y al llegar la noche dejó que me hamacase sobre ella hasta quedarme dormido.
A la mañana siguiente la rama no estaba mas allí, y al asomarme por la ventana me entristecí al ver que el vecino había podado el árbol por completo. Entonces desesperado le grité al tronco amputado cómo podía ayudarlo, y ya no respondió mas. Pero en mi desconsuelo miré hacia abajo y ví la respuesta. La rama había dejado de sus semillas por todo el piso de mi cocina comedor.
Pedro Canale aka Chancha Via Circuito
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